La limpieza facial diaria es fundamental para mantener la piel sana, eliminar impurezas y preparar el rostro para absorber mejor los tratamientos. Sin embargo, no basta con cualquier limpiador: elegir uno con los activos adecuados para tu tipo de piel marca la diferencia.
Ingredientes como ácido salicílico para pieles grasas, ácido hialurónico para pieles secas o centella asiática para pieles sensibles ayudan a mantener el equilibrio sin alterar la barrera cutánea. Además, la calidad del producto es clave: opta por fórmulas con pH adecuado, sin sulfatos agresivos y con activos en concentraciones efectivas.
La limpieza es el primer paso hacia una piel saludable. ¡Elige sabiamente y notarás la diferencia!