De acuerdo con los antiguos chinos, el hombre tiene como obligación cumplir con tres mandatos: La supervivencia, la reproducción y el conocimiento.

El mandato de la Supervivencia garantiza como su nombre indica, la supervivencia del individuo.  El hombre nace con los instintos necesarios para preservar su vida, para alimentarse, respirar, no morirse de sed, sobrevivir a los factores climáticos y a los depredadores. Si comparamos este mandato con los temas modernos, no dudaríamos en reconocer al cerebro reptil como la parte del cerebro que garantiza la supervivencia. Nos protege y nos cuida. Nos mantiene alerta ante cualquier peligro que amenace nuestra existencia.

El mandato de la Reproducción garantiza la supervivencia de la especie, ya que a través de la fuerza ineludible de la reproducción, podemos garantizar que la especie perdurará en el tiempo, transmitiendo a su vez parte del aprendizaje recibido. Podemos decir que el hombre tiene una herencia genética que viene de sus antepasados y a su vez una herencia emocional y cultural que es parte de lo que recibe también de sus ancestros.

En la teoría del Cerebro Triuno pudiéramos compararlos con el Cerebro Límbico que es aquel que permite que nos relacionemos con los demás, y es el que establece las relaciones emocionales con el resto de los seres vivientes. A través de estas relaciones nos conectamos y podemos dejar descendencia. Es la parte relacional de nuestro cerebro.  También podemos especular que en la energía ancestral que se transmite en el momento de la fecundación, además de la energía física, hay una energía emocional que es entregada al nuevo ser.  En otros modelos se toma como Karma, es decir, aquellos patrones y condicionamientos que venimos a limpiar en esta manifestación.

Por último el mandato del Conocimiento es el que aparece cuando nuestras necesidades básicas están cubiertas, y nos preocupamos en evolucionar, en crecer, en dominar lo que nos rodea, o al menos entenderlo. Es así como el hombre ha ido progresando a lo largo del tiempo. Podemos interpretar esto con la neurocorteza que es la parte del cerebro humano que alberga el pensamiento, y la forma organizada del conocimiento, de manera tal que este sea posible de transmitir a los demás.

Tratando el bienestar de uno mismo reforzamos los mandatos básicos. El poder interno que obtenemos al cuidarnos, amarnos y valorarnos se transfiere a todo lo que somos y hacemos, preservando así todas nuestras funciones básicas, físicas y emocionales.

Ámate. Cuídate. Priorízate.

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